lunes, 23 de mayo de 2016

LXIV

Viajo desde el sur oscuro de las risas
hacia tu beso esperanzado de nubes que se espantan

En el trayecto veo temblar de culpa a los traidores
y a las sirenas tristes que cantan para nadie
Excepto
tal vez
a la huérfana del mundo que regala tristezas
porque le sobran a su piel morena

Tal vez recuerdes que una vez
en el otoño pálido de esta ciudad insoportable
un cachorro del espanto sutil que decretan los puros
esquivó su destino de nadie por un mínimo gesto inevitable

Pero hoy
viajo escondido en la tierra
acompañado por la mediocridad publicitaria de las rubias
y guiñándole un ojo a la madre de los muertos

Qué suerte que al final está el abrazo que nos damos
Moriría sin eso