lunes, 7 de agosto de 2017

CXVI

Este invierno es atroz y despojado
Ha lacerado el beso en su pasaje
Ni el frío ni el calor le dieron traje
Porque invernar se ha vuelto un don cuajado

Tuve vestigios de amor, descompasados
Tuve temores ciegos de mi muerte
El dolor compartido fue mi fuerte
Y la hermandad desnuda me ha curado

Estoy ciego de lunas, sólo lloro
y mi llanto de acuesta en las esquinas
esperando el fulgor que siempre añoro

Pero sangran en mí tantas espinas
que me tiemblan los ojos sin decoro
intentando hacer tormentas con mis ruinas

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