miércoles, 20 de abril de 2016

LXII

Deben pagar su infamia los que temen los sueños
Los que se arropan en los llantos tenues de sus niños
para escapar de la tempestad de la vida

Una Madre vale más que una cita
y un compañero vale más que el llanto solitario del torpe


Quien tenga mareas para revolver la mugre del abandono
o furias desatadas que ignoren las paz imbécil de la casa propia
que venga a refugiar su amor en mi dolor

Pero

quien crea que es más bello mirarse en el reflejo de una ventana
plácidamente arrullado por sus mujercitas bobas
que se abstenga de mí

Hoy es necesario desatender sirenas
En mares crespos los que reman viven
y los que añoran mueren

No hay mucho secreto

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