jueves, 18 de agosto de 2016

XCIII

Trina el damasco
sólo hay que quedarse quieto en el pasto
y escuchar que el viento se derrama en la sequedad del invierno

Porque hay un árbol redimido
libre de penas hasta enero
que se cuela en los pasos perdidos

Y sabemos que pronto
habrá frutos maduros y tenues
dulces como las palabras de la mujer arropada

Las higueras están secas hasta febrero
pero de cada rama vacía
salen chispas de futuro

Amo tanto
quiero tanto
deseo tanto
que el dolor se afinca en mis días
como un carozo perdido
de las frutas que van a caer a la tierra

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