sábado, 23 de febrero de 2019

CXXIV

Si hay Dios que se quede quieto
le está saliendo mal la lluvia
y las uvas están demasiado lejos como para pasarlo por alto

El calor se le torció hace ya rato
lo mismo que las ganas de llorar que nunca faltan
y las higueras, desde ya

Que deje un poco de lado el amor de sí mismo
con el mío no alcanza para mí pero me arreglo
no me sobra para los arbolitos y los gatos
ni para los hijos venenosos de las esquinas
y menos para él que ni sé si me lee

Y el amor le sale peor cada vez
yo sabía tener y ahora tengo que rescatarlo del agua
y no hice nada raro ni cambié tanto desde que se dobló la tierra sobre sí misma
Es culpa de él, que tanto gusta de aberraciones

Si hay Dios que me deje solo
hay gente por acá que me necesita más

El verano es robusto
mejor plantar un ciruelo y dar un beso que rezar

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