miércoles, 24 de febrero de 2016

LI

En enero los pies siguen el camino como si fuera necesario
El calor obliga a destronarse
No importa tanto ser como sobrevivir al sol

Pero

Subiendo una cuesta delicada
Superado el zumbido del tábano en la espalda
La cortina del beso pega en la cara
Y del otro lado están los años idos
Las madres abandonadas
Y un reflujo de lunas que despierta Cenicientas

Cuánto daríamos por oler otra vez como en la infancia
Y cuánto por recordar la voz que nos hacía meriendas
de cruces y azúcar

Pero ni siquiera eso está a la mano
Los olores se mueren
Las voces se olvidan
Y uno se pone viejo por pura monotonía

En ese trance nostálgico y turbio
Sólo una lágrima tuya puede resucitar la risa

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