miércoles, 3 de febrero de 2016

XLIX

Cuando ella llora le regala los sueños a los cuervos
Ella llora y sabe que el tiempo está más cerca de su boca
que de las manos torpes que la consuelan

Una lágrima vale demasiadas noches de temor
pero ella
que siempre fue pájaro luminoso en el horizonte de la vida
las gasta como si fueran hojas de otoño

El miedo es más crudo cuando me visita
a mí, que siempre estoy velando risas
A ella, sin embargo
parecieran flotarle alrededor las penas
casi como copos de luz que reverberan y se pierden

Yo supe que sus ojos eran lirios
Yo, el silencioso celador de la cordura
la vi crujir de silencio y mecerse entre lunas

Pero ahora
llora con los pómulos y con las manos
llora destierros insoportables como quien se saca una pelusa del hombro
y sabe tanto de todo
quiere tanto ser nadie
que sólo mirándome me regala el rastro puro del día

Y pienso
sólo por la gracia dulce de sus ojos
cuánto mejor sería mi tarde
regada por un llanto como el suyo

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