lunes, 6 de junio de 2016

LXV

Un lunes de junio mataron al hijo torpe de María
y de tanto reírse se les cayeron los ojos a los deudos
pobres diablos sedados por el frío
que acurrucados en sus brazos de nadies
golpearon las paredes con espasmos
hasta quedarse dormidos

Y el pobre
el desdichado hijo abandonado y muerto
se revolvió en sus huesos y cantó llorando
una copla tan triste y oscura como el maíz
que decía:

Vale menos la vida que la pena
y la pena vale menos que la espera
y la espera menos que llorarse
muerto entre girasoles
Y el que se ríe del dolor de otros
vale menos que todo
menos que el grano de arena
que sin valer nada
pincha y quema el pie de lo que vale
como una aguja feroz

Este año
están creciéndole espinas a la vida
y yo
recortado en el borde de las horas
trato de vestirme con pétalos de algo
hasta que pase el invierno

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