Ya no recuerdo si era julio o diciembre
Estábamos tratando de cuidar con celo la memoria
(creo)
Yo bajaba corriendo el lomo de la plaza
y ella simplemente me miraba caer
En el fondo estaban los días vacíos
pero bajar la loma era tan parecido a ser feliz
que no importaba
Hubo un día, entonces,
en el que fui el hijo que valía la pena
porque valer una pena es eso: reír de todo
hasta del desprecio
Creo que era noviembre
pero pudo haber sido cualquier día
De hecho
fue siempre
Hoy ya no hay besos a la vuelta del periplo
ni hay madre ni hay hijo
La vida se resume en bajar corriendo por el pasto
ensuciarse la remera y volver a subir
abrazar a alguien
y que eso quede clavado en el llanto
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