martes, 21 de mayo de 2019

CCXXXI

Que la lluvia te hierva
Que te trague la madrugada
y te muela los huesos el sueño

Que te sangren las manos
Que te arropen tormentas
Que el frío te infecte
de mi dolor inagotable

Pero nunca
nunca
pronuncies otra vez mi nombre
con esa sonrisa de mártir
desmentida y sucia
por tu espalda perpetua

Y no te mueras
que sin serte servil
sin despreciarte así
encogido y postrado
no sabría vivir
o desear la mañana

CCXXX

Había un cerezo
y la parra se descolgaba sobre la puerta
y había un padre que no le sobraba a la vida
y un viaje corto
que llegaba al charco

La memoria se resiste al mal
lo bello es un sabor
a veces
o una luz memorable que hoy falta

La memoria hospeda demasiado
y el tiempo es hostil con el deseo

El cerezo es una lágrima
y la parra ya no inquieta a nadie
y no se viaja más
porque no hay quien espere al final

Queda un ruido afuera
que nunca es de pasos que llegan
todo todo se murió en agosto
el padre
la madre atardecida
el niño abismado por el frutillar
y la otra mujer
serena como brisa en el lago verdoso

No habrá ciruelas dulces este año
y es posible que ya nunca

domingo, 19 de mayo de 2019

CCXXIX

Lustré la noche llorando
Y pasé por esa vida íntima
ajena y necesaria
porque sí
porque valía la pena

Ahora me pinté de esperas
me caí de una boca
que mentía letanías
y prometía llegadas
amores y secretos

Triste triste noche
todos los ojos se desvían
todas las caricias se pierden
noche triste
para dejarse querer
para querer algo

Hay que fumar
dormir hasta sangrar de tedio
abandonar esperanzas
y ver que nunca
nunca hay más que uno
cuando hace falta algo
o cuando algo falta

No hay nada para nadie
ni lugar para nada
en este mundo de paja

viernes, 17 de mayo de 2019

CCXXVIII

¿Qué te hizo el mar
que llegaste tan sola
a empezar a morirte
tan pronto,
a desvivir de a poco
sin pena siquiera
por el desamor de un beso
vacío y mustio?
¿Qué te hizo el tiempo
siempre descorrido,
siempre demasiado,
para exiliarte así
de toda caricia?
¿Tanto duele un nombre?
¿Tan difícil es irse
del silencio de otros
a una casa más tibia
aunque sea un rato
para no estar sola
con tu deseo infinito?
¿Y yo?
¿Dónde quepo?
¿Quién puede quererme
si mi patria es tu pena?
Debería perdonarte
quererte al menos;
Pero no me sale.
Tu viaje terminó conmigo
y la vida es irreversible.

miércoles, 15 de mayo de 2019

CCXXVII

Nunca tuvo otro cielo que sus párpados
ni luz más viva que su encendedor en el cuarto

Gozó de la espera
y sólo se durmió entre penas
imaginando entrañas y gritos

Una vez, sólo una
sonrió de veras con los ojos abiertos
y de vez en cuando tuvo frío
Pero nunca demasiado
como para reconocer su piel atormentada

La memoria le comió la boca
y calló cada espanto y cada risa
y murió en brazos de su tristeza rubia
su inquilino en la sangre
chiquito como ella

La recuerdo volcada en su idioma ajeno
sin poder decir el desamor eterno que sentía

Hoy pasó un gorrión por la ventana
a buscar mi despedida
pero ya no hay nada que se pueda hacer

Los años matan todo
la vida no es tan linda como se dice
y los muertos que esperen
al menos unos días

domingo, 31 de marzo de 2019

CCXXVI

Hecha de palabras como el mundo
Como la suerte que corre
Y el agua de la vertiente

No se ven sus ojos desde cerca
Sólo se dicen
Porque nada se ve, nada hay
Más que un suspiro que va y viene
Y se entiende de golpe
como el amor desgarrador de agosto

Si caminara solo hasta mi casa
Si la quisiera menos
Tal vez se haría brasas la madera
Con la que se yergue el pino que la nombra

Pero es posible que ni un nombre sea
No hay nombres en la tierra
Ni es de palabras que se hace un aroma
Es posible
Que llamarla y matarla sean lo mismo
Y pensarla es inútil
Porque el olvido está hecho de silencio
Y el silencio es el destino de todo

jueves, 21 de marzo de 2019

CXXV

Alguien le pintó esteros en la vida
Al pájaro sutil de vuelo eterno
Y días percudidos por desconsuelos sin cura
Que se arrebuja como puede en su silencio
Mientras le trinan los ojos de melancolía
Y la tarde le cae sobre la espalda
Como seda que duerme sobre un cuerpo húmedo

Alguien tuvo que dejar descansos en su camino
Para que le crecieran besos en las alas

No merecía errar por muertes ajenas
Ni deshacerse en sí misma
Como una sombra de mediodía en enero

Alguien abrió la boca
Y le cantó una nana susurrando
No te canses de mí
Que Arrugo soledades con los labios
Y cruzo desiertos para ver el agua
Donde beben las aves abandonadas
Y se lavan la pena
Con la promesa de un mar que las espera