Había un cerezo
y la parra se descolgaba sobre la puerta
y había un padre que no le sobraba a la vida
y un viaje corto
que llegaba al charco
La memoria se resiste al mal
lo bello es un sabor
a veces
o una luz memorable que hoy falta
La memoria hospeda demasiado
y el tiempo es hostil con el deseo
El cerezo es una lágrima
y la parra ya no inquieta a nadie
y no se viaja más
porque no hay quien espere al final
Queda un ruido afuera
que nunca es de pasos que llegan
todo todo se murió en agosto
el padre
la madre atardecida
el niño abismado por el frutillar
y la otra mujer
serena como brisa en el lago verdoso
No habrá ciruelas dulces este año
y es posible que ya nunca
No hay comentarios:
Publicar un comentario