martes, 21 de mayo de 2019

CCXXXI

Que la lluvia te hierva
Que te trague la madrugada
y te muela los huesos el sueño

Que te sangren las manos
Que te arropen tormentas
Que el frío te infecte
de mi dolor inagotable

Pero nunca
nunca
pronuncies otra vez mi nombre
con esa sonrisa de mártir
desmentida y sucia
por tu espalda perpetua

Y no te mueras
que sin serte servil
sin despreciarte así
encogido y postrado
no sabría vivir
o desear la mañana

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