miércoles, 29 de mayo de 2019

CCXXXV

Nadie habla
duermen los demonios en sus conejeras
y la calle intacta en la que la vi
esa vez, la primera
sigue humedecida por un rocío barroso
pisado de máquinas y muertos

Otra vez se despelleja la Cenicienta boba
la que perdió el zapato en su cajón
pobre muerta despintada
menos querible cada vez
sola y seca
¿Sabrá que la fruta se pudre en la tierra?

Y la muerta
siempre la muerta arrastrando su mortaja
ya no puedo quererla
ni levantar los huesos que deja en el camino
Si quiere que la sueñen
que se quede quieta en su ataúd de agua
porque cansa a todos con su pena falsa
Morir es lo que pasa
ya no da ni lástima rogando memoria

Y yo
Qué más voy a pedirle al tiempo
Lo que vale una lágrima me excede
y lo que no la vale me recrimina
porque nunca tuve tiempo para quererme tanto
ni ganas de esperar milagros

En un rato nomás
va a salir el sol

Sólo espero que no sea ayer

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