jueves, 14 de julio de 2016

LXXVII

Quién puede domar al Rey precipitado
que ferviente de miedo y entregado al final
grita como cuervo al que no le importa nada
mientras cae a las piedras

No hay nada
El mundo se terminó ayer cuando volvimos a casa
y enjambres de espaldas afeaban la mediatarde
subiendo por el tubo infame del subte

Qué triste estamos
Qué tristes estoy

Ruge el Rey
Muere la noche y sigo esperando
que ella
Ella
me quiera tanto que le apague las espinas a esta silla
Pero no se puede ser lima o clavel o felpa
o almendra o uva a la vera de la ruta

Somos sólo manos y pies
Y a veces (muy de vez en cuando) saliva y sangre

Esta tarde todo se murió
Y mañana va a resucitar una parte del beso
Pero ahora
Qué hacer ahora con la vida

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