jueves, 21 de enero de 2016

XLV

Estoy desembocando manso en una burbuja de sueños. Ya no me caben las penas en las manos y por eso las suelto en pantagramas limpios de pasado.

Yo sé que parece críptica mi apelación permanente al desvío; pero creeme que no me escapo de nada, simplemente trato de poner por escrito un color, lo cual es imposible sin rodeos. Por acá todo se pinta de lluvia en ciertas horas y, por mucho que me duela, brillan soles insospechados en ciertas horas del día.

Quisiera tener tiempo para responderle a mis fantasmas; pero me hablan tanto, me cuentan tantas historias contradictorias, que anochecer es difícil y despertar es temerario. No tengo tantas brisas en mi bolsa de ayeres; y la mayor parte de lo que vuela acaba deshaciéndose de mí, tal vez porque no había tantos abrazos por acá como para tentar a otros.

Hoy solté una tempestad a eso de las cuatro. No pasaron segundos que ya no había ni sombras de lo que fui. Y en medio de estas tristezas miro una foto que cruje de distancia. Creo que ni hace falta decir que hasta lo evidente está roto de memoria.

Estar triste es complicado. Ni los ojos sirven para reponer el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario