domingo, 13 de diciembre de 2015

XXIV


Estás cosida al color negro de la noche con un hilo de besos
Qué hilandero te tejió en mis manos esa piel exacta
Quién bordó detrás de los suspiros una cuna de caricias ganadas a la ausencia
Y les quitó el cerrojo a las ventanas que dejaban escapar estrellas
Desde el pubis íntimo de mi noche hacia el tuyo más cálido que el silencio

Espero una señal que me corrija
Que me guarde de ver caer la tarde sin pensar que tus labios posibles son reales
Y sólo sé que te cabe mi boca como le caben suspiros al aire de un cuarto
Al diciembre cruzado por el cuerpo del hombre que mira en la penumbra
Y sólo ve siluetas dibujadas en el techo
Con forma de mujer desnuda que escapa hacia una órbita distinta
Distinta y definitiva como la lluvia que castiga la persiana

El mundo está pintado con tus ojos
Cocido en el calor de tu vientre
Dormido sobre tu pelo que cobija asteroides y pájaros

Y yo estoy sellado en un rincón de la penumbra
Terminé de caer hace minutos
Y sólo espero una sombra para colarme en el aroma de tu cigarrillo
Y rociarte de dedos la sangre o el ombligo
Lo que más te convenga.

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