viernes, 18 de diciembre de 2015

XXXII

Me represento ante Dios y en general pierdo
creía hasta recién que era porque Dios no existía
pero no
es un fracaso más resonante que ese
No he sabido decirme cuánto valía un beso
y menos aun cuánto costaba deberlo

Me reprocho entonces no haber sabido estar en mi lugar
ni haber hablado en mi nombre
ni haber rogado en nombre propio para arrepentirme luego

Mi testamento sería hoy tan insignificante como yo
y lo aplacé para dentro de unos días
No es que tenga pensado morirme o algo así
es sólo que tengo tanto que torcer
que hasta un suspiro sería una mentira

Por eso
aviso que no estoy
y cuando tenga claro si mis heridas duelen
diré qué consuelos necesito
y qué caricias regalo

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