lunes, 21 de diciembre de 2015

XXXV

Nací demasiado cerca de un sur que ya no está
Tuve una risa de muelle y me sobraba el frío en la boca
de tanto contar besos que cruzaban el agua de espaldas
alejándose siempre del cordón de penas de mi ombligo

Fui turista en mi piel amenazada
excepto una vez
cruzando el lago hacia la naciente del mundo
un único día en que las manos de un hombre sin silencios mansos
hicieron un cuenco que se llenó de espuma fresca
y pareció que ser feliz era tan fácil como beber de una piedra
y bajar un sendero hacia la orilla

Ya no hay cómo reír así
No queda el hombre que destilaba las tardes
ni la mujer ausente a la que extrañar de a poco
No queda siquiera el frío traslúcido en que me perdía
y menos aun la ingenuidad piadosa
del que ignoraba que el olvido era un regalo dulce

Ya ni puedo recordar de qué color era el cielo
esa única vez que pude reírme sin pensar
que me reía

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