Las cuentas del tiempo las cobran los justos
Las paga el silencio y se calculan las costas en lágrimas
En horas vacías y en noches desgarradas
Si el consuelo fuera un precio podríamos sentirnos héroes
Las marcas del desprecio se borrarían solas
Y los pocos contados entre los mártires serían santos vivos
Pero el destino está desnudo
Siempre
Un abrazo es a veces más triste que una cepa quebrada
Lo sabe el que tiembla de pánico cuando lo toca el viento
Y el que llora solo en las comisuras de la tarde
Porque conoce la voz espantada de los traidores
Que con su pánico irremediable sentencian cataclismos
Fraguados en su propia carne desteñida e infértil
Una palabra de más es suficiente
Todo cobarde sabe que su tiempo está desarreglado
Y desata su furia sobre el sueño de otros
Porque se huele que le van a pedir explicaciones
Que no tiene
Excelente!
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