sábado, 12 de diciembre de 2015

V

Las cuentas del tiempo las cobran los justos
Las paga el silencio y se calculan las costas en lágrimas
En horas vacías y en noches desgarradas

Si el consuelo fuera un precio podríamos sentirnos héroes
Las marcas del desprecio se borrarían solas
Y los pocos contados entre los mártires serían santos vivos

Pero el destino está desnudo
Siempre

Un abrazo es a veces más triste que una cepa quebrada
Lo sabe el que tiembla de pánico cuando lo toca el viento
Y el que llora solo en las comisuras de la tarde
Porque conoce la voz espantada de los traidores
Que con su pánico irremediable sentencian cataclismos
Fraguados en su propia carne desteñida e infértil

Una palabra de más es suficiente
Todo cobarde sabe que su tiempo está desarreglado
Y desata su furia sobre el sueño de otros
Porque se huele que le van a pedir explicaciones

Que no tiene

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