Hasta
que el aire te enfríe la espalda,
hasta
que sea el sol tu luz temprana,
hasta
que exista el día de mañana,
hasta
que el viento baile con tu falda,
hasta
que tenga manos y palabras,
hasta
que exista el próximo segundo,
hasta
que seas trazo en este mundo,
hasta
que un único capullo se abra,
Será
imposible desamar siquiera
tu
faz más cruda, tu peor castigo,
serás
amor, dulce dolor, testigo
del
la posible y tersa primavera.
Pero
se me hace astilla hoy tu belleza
y
es mortal tajo el día en la tristeza.
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