El
polvo vuela sobre la tierra seca, desmontada y rala
se
abre en dos el día con el surco del lagarto
y
al fondo crece la tierra alucinada y ocre
El
leve verdor de la tuna solitaria corta el aliento
sólo
transpira la boca en la aridez cálida
y
el río es más lejano que la muerte
simple
presunción de que la flor es posible
y
el junco es la quimera que apura el pie
El
hombre dibujado por el hambre cruza el desierto
lo
ampara la rutina del regreso que no ha fallado
y
el saber ancestral de que el ser es andar
e
ir y volver hasta que acabe el mundo
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