sábado, 14 de septiembre de 2019

CDLXI

Vieja gárgola de un muro milenario
vigilando el paso rancio de mercancías humanoides
agrietada por días y semanas y años de lluvias
y veranos de polen desarraigado
se duerme en su carro de atardeceres
la anciana bailarina de los dientes de musgo

Ella espera su esmeralda prometida
a veces recopilando miradas en Alsina y Pasco
al ritmo de una música sólo afín a su tímpano de aurora
mientras los cuerpos mediocres graznan alborotados
en la plaza rústica y domesticada por el hierro

Ella es la niña intrépida que negó el tiempo
y entregó la pena a un presente perpetuo
para cuidar el grano fecundo del abismo
y sembrar alguna tarde un universo de jazmines

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