lunes, 16 de septiembre de 2019

CDLXV

Porque el zorzal abreva en el fuentón de mármol
y escurre en la rama su frescor de arco iris
es que no se apacigua el ojo impenetrable
con la serranía que hiere la nube

Hace falta un grito que regrese al cuerpo
un dulzor cosmético en el silencio seco
que de plumas blancas rellene la siesta
con el vello laico de un pubis verde
que espante al lagarto overo hacia su guarida
para que la música sea sólo nuestra
y traduzca en aromas la piel empecinada

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