Ojos
de amapola, piel de cereza,
voz
de brisa encinta, beso de mora,
pelo
amanecido, su risa implora
dedos
de canela en la espalda ilesa
Paloma
torcaza que aova truenos,
errática
gata que cruza el día,
no
la desampara la pena mía
que
la descompone como veneno.
Será
siempre ajeno su pecho ardido,
hecho
de naranja y pera madura;
¿Por
qué preocuparse de mi amargura
si
con una sonata ya hace nido?
Ojos
de cereza, piel de amapola,
sobro
en su vida de estrellita sola.
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