sábado, 2 de noviembre de 2019

DLIV

Los pies descalzos sobre el pasto escarchado de julio
sobre la casa musgosa del caracol y el escarabajo
y la promesa nocturna de los escuerzos aterradores
ululando en el charco del oeste intrasnochable

Sólo cuando tuve tantos años como repeticiones
y tanta profundidad en el lirio claro de la cara rubia
pude restaurar el frío como caricia del mundo
o la madrugada irreparable como universo del habla

Supe el guindo y el cerezo
el manzano y la mora
y el michai espinoso hecho sangre
y la risa del muelle viejo

Pero los pies ya no hieren el hielo
ni se enferma la hierba de la carrera hacia el lago
el amor está hundido en pesadumbres y adioses
y la soledad huele a ligustro intocable
y llorar es la forma del verbo

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