sábado, 9 de noviembre de 2019

DLXVI

Sé rezar en los sueños
cubro con el abdomen el territorio
que acaba en la cascada verde
y pido por ella primero
por su cuerpo retórico y breve
por su afán de jilguero atormentado
una pena mejor
una tristeza suave como el trigo

Sé también la oración de la garceta
fui una un día sobre el charco
pero era tan niño como el fieltro
fugaz hasta el borde
del silencio rústico y malicioso
para que él sufriera
su villanía ronca de pino viejo
que mata al arrayán imprescindible

Suframos de a dos de a mil
la vida es una espina que se cura tarde
el amor ya no sirve ya no
no tengo más
no soy ese techo de nata en el alma
y me queda esperar que se apague el mundo
para que la soledad no me encuentre
deseando algo

No hay comentarios:

Publicar un comentario