Al Yo se lo despierta a cachetazos
a golpes de puño a escupidas a gritos
a trazos de impiedad brutalmente
sin aviso y sin vacilaciones
Yo debe llorar y gemir y sufrir
acurrucarse en una esquina pedir disculpas rogar
debe doler como puñalada
debe quedar ciego ser impotente
rendirse a la exterioridad de lo vivo
humillarse ante el ser minimizarse
Sólo en el estadío último del dolor
en el borde exacto entro lo vivo y lo muerto
Yo entiende que no hay más reparo que ir
ni más escondite que salir desnudo
Allí sólo allí
llega la piel precisa y verdadera
la inmunidad del beso imponderable
y la pena y la alegría hacen diferencia
y no todo es igual
porque Yo existe
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