Estás hecha de pena, como el río
que acaricia la piedra por anhelo,
y yo solo, brutal, me llevo el cielo
como si tu llorar no fuera el mío.
Sé que voy a pagar esta indecencia,
sé que vas a ser sol en madrugada,
sé que un día mi rostro será nada
pero a cambio tu risa será urgencia.
Yo quisiera morir, ya nada cuenta,
apagarme una noche sin regreso
y llorando dejar tu amor ileso,
mas merece mi vida mil tormentas
y es tan sólo tu lágrima escondida
la que habrá de quitarme de la vida
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