sábado, 23 de noviembre de 2019

DLXLI

¿Quién quiso tanto a mi vieja como yo?
Almendra bañada en miel
lámina triste del barco infame que la arrancó de Italia
enraizada en sus ojos siempre húmedos
en su voz de orquídea luminiscente en la cocina
mientras yo acurrucaba el tiempo para ella
para que no le faltaran sueños a su piel de perla

¿Y entonces?
¿No fui claro, no fui bueno, no fui suficiente?
¿En qué arrabal del amor se me perdió
me le perdí?

El pasado es como el ojo estrecho de una aguja ínfima
todo está detrás de una mirilla imposible
y con los años no se llora más de tristeza
porque la vida es amarga
porque haber sido el hijo de la avellana es lacerante
una vez que el fracaso ya no tiene retorno

Y ya no tiene

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