martes, 19 de noviembre de 2019

DLXXXVI

El espejo de la flor está partido
no hay flor sin reflejo
porque lo que hay está siempre
siempre
frente a sí mismo como un puñal

En el agua verde
carcomida por el peso del pinar que baila
languidece la tarde
con el furor de la trucha en el anzuelo
como amenaza
de una noche amarga y sola
sola

Al costado de la ruta
parpadea la liebre con la nariz encogida
y de pensar en Dios se regresa
siempre
con sangre en las manos
por lo general la de unx

Las hebras del té se arremolinan
ya cayó del todo el día
y hay un hueco en la escalera
un hueco
para alguien que sepa de silencios
o de besos

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