¿Sigue escampando el alma de ángel en la espalda del monte?
Vivo destrazado por el don acuático de mis ojos
que ven la huella del viento en el árbol oblicuo
y las peregrinaciones de escarabajos hacia la palma
como nómades insensatos que recortan el sol
Yo vi encerrarse el lago en la cordillera interminable
acoplarse la piedra al dolor medido y soportable
para llegar de espaldas a la piedra titánica
hecho abanico diminuto en mi braceo de niño
Hoy ya sé que el cuerpo recuerda con aromas
y que todo olvido es sólo un paréntesis
entre la tregua plácida del guerrero exhausto
y la brutal inclemencia del infante dormido
¿Habré amado lo suficiente como para pedirte
que sepas de mi ausencia lo mismo que el agua?
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