lunes, 28 de octubre de 2019

DXLV

¿Sigue escampando el alma de ángel en la espalda del monte?
Vivo destrazado por el don acuático de mis ojos
que ven la huella del viento en el árbol oblicuo
y las peregrinaciones de escarabajos hacia la palma
como nómades insensatos que recortan el sol

Yo vi encerrarse el lago en la cordillera interminable
acoplarse la piedra al dolor medido y soportable
para llegar de espaldas a la piedra titánica
hecho abanico diminuto en mi braceo de niño

Hoy ya sé que el cuerpo recuerda con aromas
y que todo olvido es sólo un paréntesis
entre la tregua plácida del guerrero exhausto
y la brutal inclemencia del infante dormido

¿Habré amado lo suficiente como para pedirte
que sepas de mi ausencia lo mismo que el agua?

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