martes, 22 de octubre de 2019

DXXXI


Sabe quien alguna vez quebró la esquina del dolor que se arraiga en el fondo de los ojos el sentido del suspiro, hecho amor a golpes de sueños y repeticiones, hecho el cuerpo de ella en los dedos plácidos y la lengua propia a fuerza de imaginar la boca derramada en la boca. La tristeza más honda es una pericia de la vida para retraer el mundo al cuerpo como guarida. El amor se nutre se destierros y esperas, pero nunca borda con aliento estremecido a quien no sale de sí. Soy otro; mejor.

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