sábado, 19 de octubre de 2019

DXXV

Nací cuando las olas ya llegaban al sol
cuando el sonido del arroyo ensordecía al lagarto
y el guindo se abrumaba de rojo hasta el espanto

Nací rescatado del cuerpo de un espantapájaros
y en la ruina de un exilio puse colores impertinentes
que pagué con el duelo de amores en código
traducidos para mi bien por la vejez del mar

Y fui cobarde hasta la vergüenza
toda desnudez fue condenada y me vestí de niño
de hijo perpetuo reconocido por las veredas de San Telmo
y de amnesia evaporada en ginebra inagotable

Nací cuando la nieve ya no se adivinaba
entonces puse el frío en juego para acomodar la vida

Pero hoy
quebré la impropiedad del silencio perecedero
y me arrojé a la soledad con los ojos claros entumecidos
para crecer entre todos como un signo imperfecto
pero mío

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