viernes, 6 de diciembre de 2019

DCXXI

Hay arrabales suburbios de la vida
que se habitan proclamando tristezas que protegen
de ser igual que unx
y mirar a la cara las monstruosidad de ser
un viviente que desea el cielo
aunque sepa que no hay forma de inscribirse allí
más que como arena en los dedos

De todo lo que fui quedó este cuerpo
desarraigando de la fe impenetrable del árbol
que es hablado por otrxs
en su belleza noble de arco en potencia

Este cuerpo
que ya nunca responde porque no le toca
que sólo habla y obliga
está viejo y cansado

Se terminó
voy a recuperar el tiempo digno del que espera
ser alguna vez destino
de una palabra dulce y sanadora
y no siempre eruptivo campanario que llama

Que el silencio ponga en su lugar las cosas
que haga herejes a lxs herejes
que dan nada a cambio de un beso
de buenas noches
de buenos días

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