martes, 10 de diciembre de 2019

DCXXVI

Nadie se asfixia en el pudor de la magnolia
ni se lastima en la matriz de la madre que clama
hijo
hijo del alma
no me llames por mi nombre que soy ceniza
pero el hijo está huérfano de timbres
y la tristeza corta como una navaja

Caé
caé mariposa de ese tul de siluetas
que dibuja en el aire tu aleteo de mimbre
para descansar en mis nudillos
como esa tarde en la selva formidable
líquida
amante ocasional y cáustica
que me tocó en suerte una vez
cuando todavía reía
y quería

¿Podre pedir una gota de tu llanto
casi tribal
pero jamás rendido?
Porque lo quiero todo
desde tu lengua borracha y pérfida
hasta tus muslos tórridos como volcanes
y si faltás
dejame un sendero de caramelos
y prohibime seguirte
que con el camino alcanza

No hay comentarios:

Publicar un comentario