viernes, 13 de diciembre de 2019

DCXXXIV

Tal vez lo que queda de la ventana no es el cielo
o el perfil de la medianera que llora
desbarrancada y pálida no es el maizal
con el que tuve mi primer aventura grave
que me cerró el ojo incendiado

La ventana es el mundo
siempre
más ahora que sólo duermo para desligar
su cara de la mía
su cuerpo del mío
porque de este lado no hay más que minutos
que son gorriones que no se ruborizan
sólo pasan
sólo llevan el cuerpo a su muerte
mientras espero en vano que algo suceda
la vida corre

Hay que soñar con los pies helados en el lago
la piel erizada de belleza
amo demasiado
quiero todo
y sólo me cura esconder las manos
esconderme en mi silla tanguera
no ver a nadie
no ser nadie

Cada día
es uno menos
no sé
si ser feliz o tener miedo

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