martes, 18 de junio de 2019

CCLIX

Dejo abierta la ventana para tener frío
y del marco carcomido nace una lagartija
pequeña como una de las hojas de mi planta preferida
Se queda estática mirando el cielorraso
y hacemos dúo un rato silentes y solitarios
como esperando lo mismo: que nada pase

A veces la impericia es la virtud de un torpe
es bueno inesperar y abandonarse
el tiempo no trafica con heroismos o vanidades
va a pasar igual por la quietud más rancia
y por el afán más apasionado

Me gustan las lagartijas y los sapos y las culebras
nunca se apaciguan en valentías vanas
la madera húmeda les parece una lengua
como me pasa a mí con la memoria

Ahí estamos yo y la lagartija
qué largo se hace el cielo cuando todos duermen
pienso
a cierta hora el dolor es difuso y artero
pero en la mudez se arropan insólitas compañías
¿sabrá algo de mí que quiera contarme?
es un hecho que apenas me pare vamos a dejar esta camaradería
pero tal vez sea eso lo que significa todo:
la esencia de lo bello es la inmovilidad del instante
ese presente imposible que Agustín sufría

Debía ser eso
la lagartija se fue por arriba de la bisagra
se ve que le adiviné el secreto

Son más de la una
ella, mi amada, duerme, seguramente, o llora
y yo voy a fumar un poco más
para contarle a mi abuela muerta que pasé un mal día
y que extraño su forma rara de hacerme cosquillas en italiano
y  después voy a ver si me muero o prendo la tele o me voy a acostar

Mañana va a crecerme un duende en la garganta
ya lo veo venir

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