viernes, 28 de junio de 2019

CCLXXVII

Súbito ventarrón de áspera fragancia
salvaje viento abrupto en la ventana
huyen de su piel las bocas pálidas
como los cuervos del espantapájaros

Una mujer traza su cadencia hacia nadie
insoportable libertad para el hombre roto
que es el hombre todo perdido en su estampa
de macho formidable despojado de lágrimas

Ella está torcida como un beso frágil
delicado éxtasis de labios que se adivinan
cómo baila la boca en su aliento tibio
cómo caen inmaduros los frutos del peral
por el temblor libidinal de la mano en la espalda

Ella, sopladora furiosa de insomnios
se ríe y mata hordas de oficinistas
absortos ante los dientes impúdicos
que mastican con risas la casa lustrosa
y el piso del baño que enorgullece idiotas

Qué importa si nunca me quiere de veras
Qué importa si toca otras puertas más cálidas
Yo tuve un destello de su piel porfiada
y escuché su canto con su permiso

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