viernes, 21 de junio de 2019

CCLXVI

De la sonrisa le brotan colibríes
nunca vio la tarde ojos más alegres
ni encantamientos tan súbitos
como los que paren sus mejillas

Alguna vez en la palma de una mano
cupo su cuerpo íntegro y frágil
y ya desde entonces era una mueca plácida de la vida
un guiño del mundo que resucitaba
para decirme que había felicidades posibles
amores sin contrapeso

Duerme encogiendo la madrugada
y yo sigo buscando a veces su respiración sanadora
para poder dejar el día en manos del sueño

La pelota martilla la casa
él va y viene
es un duende perfecto con risa de auroras
nuestro regalo a un mundo que le queda pequeño
la tenaza en la vida, mi cadena de espuma
yo, fuera de mí, mejor, más bello, más bueno

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