viernes, 28 de junio de 2019

CCLXXVI

En el dorso del mediodía
hay una boca faltante
una lengua de azúcar
y dos aves sin nido

Llueve para arriba
porque el agua teme
que se siembren trinos
más dulces que el día

¿Quién sabe ser ciego
cuando la luz tiembla?
Ella sí y de a poco
se roba los ojos
de los incautos
de quienes ven todo
con colores vivos

Lo que queda entonces
una vez que pasa
es que el tiempo espera
y el dolor se duerme

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