domingo, 16 de junio de 2019

CCLV

Hebras de algodón sobre los hombros
y ella vuela
va a lustrarle los ojos a una marioneta
que baila en la lluvia
colgada de las fibras de un algodón de azúcar
que le regala Dios a los pájaros

Detrás de la puerta
un murmullo reciente espanta una pena
hay alguien que se duerme
y hay alguien que llora
y hay alguien que juega con burbujas
y yo adivino una nariz pequeña
y una sonrisa de tiza en el aire
silencio
hay que esperar que pase la princesa
para que vuelva el tiempo a acomodarse

Y ella salta
y baila con las manos la sinfonía final
del carnaval perenne del gorrión
que ayer
o hace siglos qué importa eso
me mostró los recovecos del deseo
y se fue a cantar a mi cuarto
para que me durmiera tranquilo

Basta de hablar
y de cruzar el arroyo pedregoso
una y otra vez
del otro lado hay flores secas
y duendes con piolines
que hacen reír al niño para robarle un beso
esta margen no existe tan feliz
como quisiera
pero ella salta aquí sus melodías
al alcance de un beso

Y ella luce
su cara de gata en carne viva
que atraviesa la luz misma
y se remonta como barrilete
para enredarse a propósito en el sauce
y mentir auxilios que no necesita
sólo para que la quieran de una vez
como le corresponde

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