sábado, 29 de junio de 2019

CCLXXIX

Ay de la vida sin el don del duelo
Ay del amante sin fuga de futuro
Ay de mis letras, de mi día oscuro
Ay del silencio cruel de mis desvelos

Supe querer el despertar incierto
Supe ser diestro en la ilusión errante
Supe de amores feroces, gigantes
Supe sembrar con besos mi desierto

Más no hay ya vida que pueda caberme
y cada brisa me halla sólo, inerme
a merced del vaivén de lo vivido

Qué habré de amar si el mar ya no me espera
Qué habré de ser si el pecho desespera
ante el más débil rastro de lo ido

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