lunes, 17 de junio de 2019

CCLVII

De la punzante espina de sus ojos
sobrevivientes, tristes, mancillados,
nace el puro delirio enamorado
que destroza el dolor como rastrojo

No le teme al silencio esperanzado
ni la espanta la noche estremecida
más quiere hacerle tajos a la vida
que dormirse en un pecho deshojado

No habrá siembra de luz, no habrá camino
que la lleve al pincel del mediodía
derrotada por nadie, saldrá herida

Mas vale más curar que estar tendida
en la estúpida paz del buen destino
o en el consuelo gris del alma mía

No hay comentarios:

Publicar un comentario