martes, 11 de junio de 2019

CCXLV

Duele la liturgia del amor perdido
el rito de la risa exhausta
y el pecho entumecido y grave
viendo a la cara lo que no es
lo que se ansía por años
y sobrevive insomnios irreparables
pero muere en una esquina
hasta la próxima muerte

Era fácil decirla
agonizar acaso por sus ojos tibios
que veían todo y se desenredaban
de la luz furiosa de marzo

Pero ahora es ciego el traficante de abrazos
y mudo por su mano eterna, la de ella,
aferrada a mi sueño moribundo
que se pierde en la palabra
sólo para que no se vaya nunca
y encontrar una forma de nombrarla de nuevo
sin morir de tristeza

¿Por qué la vida vuelve,
si su destino es irremediable,
a mentirme de nuevo?

Es posible, es posible
dice la tarde rebozada de ella

Pero no hay manera de retener fantasmas
lo sido duerme siempre bajo llave
y se despierta sólo para herir el día
"ya pasó, ya pasó"
y la golondrina brilla a contraluz
hermosa como el sauce de diciembre
que parece infinito en ese instante puro
en el que todo se hace imaginable

Era fácil decirla
y cobarde quererla

Ahora es imposible siquiera que sea
porque está en todas partes
deslizando su pelo hacia mí
como si yo pudiera llegar a esa altura
a ese mundo inconcluso que a ella no la asusta

¿Por qué duele el amor?
¿Por qué no cabe mi deseo en el mundo?

La noche se rompió de frío
aprieta la garganta
y el silencio está sucio

Mañana habrá que desmontar el terror
o pasado mañana
o después
Pero mientras tanto
¿Dónde se guarda esta lágrima
para regalársela intacta
antes de que ya no le sirva para nada?

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