jueves, 27 de junio de 2019

CCLXXIII

De la grávida pena fugitiva
quedan a veces restos deshojados
no hay dolor más desnudo que el pasado
cuando rae la memoria, siempre viva

La muerte no es temor, sino consuelo
en el alma cuajada por la herida
que dejan soledades destejidas
en el pecho postrado, siempre en duelo

Pero caben sonrisas en la oscura
pesadez de las muertes prematuras
que arrasan con los días del otoño

El amor abre huecos en el llanto
y a veces se abre paso, tanto, tanto,
que reboza el desierto de retoños

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