viernes, 28 de junio de 2019

CCLXXV

Dijo que la mañana
como una pezuña
rascaba la pena demasiado despacio
Le sobraba un techo a su voz de pájaro
aun desconocida
amarrada al trópico del viejo sin sur
Pero el día se corrió del eje
y la calandria pequeña se vistió de ella
para resbalar en la llovizna
y caer de su rama
como si bailara

La tarde entra exacta
para deshojarla un poco
sus tristezas duelen con eco
aunque sean fugaces
no le faltan más lágrimas al mediodía
cuando se recuesta
en su cuna solfeada por las nubes

Un día será poco
para verla alzar vuelo

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