miércoles, 10 de julio de 2019

CCCIV

Labio del trigo
que besa el aire
menea la tarde
y la nube intrépida
desgrana la espiga
con tu sombra verde

¿Por qué te reís
de mis ojos claros
si son tu refugio?
No quiero quererte
pero sangro tu aroma
y en la noche parca
te veo dormida
te soplo los hombros
tercos en su afán
de seda indócil
dulces como el río
que nunca veremos

Espora sutil
de azúcar quemada
almíbar del sueño
reposo del trueno
eterna espina
de la caricia
descanso imposible
inalcanzable 

¿Quién puede ser algo
si basta que rías
para herir de muerte
al hombre de juguete
que labra cenizas
sobre amores muertos?

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