viernes, 5 de julio de 2019

CCLXXXVIII

Hay voces que en los sueños cuentan historias torcidas
el amor parece un paño humedecido en sangre
y el ardor se hace mortaja del consuelo
que yace en los labios ya imprescindibles de la hechicera muda

Le prometí esta noche llenarle los suspiros de palabras
pero no sé si hay flores suficientes en mi mano
para aromar su espalda impertinente
o polinizar sus muslos almendrados y huérfanos

¿Y si cambiara un beso por la rutina derramada en huidas
y cortara la arteria que irriga las nubes
de trombas y truenos y rubores de ángel
para andar su cintura con la boca incendiaria
que ya se escapó una tarde de su cara lírica desparramada en lágrimas?

El pecho pofría en salirse del cielo
y la tierra espera que se desangre la madrugada
para verdear de árboles el fondo de los lagos
y alimentar los restos del otoño ausente

Ícaro remonta la tarde incandescente
pero en una pirueta desaira su destino
y escapa a la lengua de la mujer inmensa
y muere abrazado a la felicidad del cerezo

El amor es una indulgencia del tiempo
no se compra con ruegos
ni se vende a cualquiera

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