martes, 9 de julio de 2019

CCXCVIII

Habrá que alzar el vuelo con nuevos estupores
la mañana no es propiciar para verdecer
pero las demoras arraigan los hastíos
así como los sueños se mueren de melancolía
cuando el cuero se acostumbra al frío

Lo perdido es el lastre más inconsistente
duele goteando a la noche y en la siesta se escurre
pero lo que fue cierto
lo que sólo reclamaba estirar los dedos
eso llueve espeso y resucita infiernos a cada paso

El consuelo es la muerte
no la muerte pronta sino su certidumbre
un día no habrá nieblas ni dolores ni ellas
no será más oscuro el corazón abierto y abatido
no habrá esperanzas regando su inmundo tal vez
ni bellezas con fecha de vencimiento

Habrá que morir entonces
y el sentido de todo será diáfano y dulce

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